El autodiagnóstico es el proceso mediante el cual los vehículos modernos utilizan sistemas de control computarizados para identificar y reportar fallos o malfuncionamientos. Estos sistemas, a través de sensores distribuidos en todo el vehículo, permiten que los técnicos detecten problemas sin necesidad de desarmar partes del automóvil. Generalmente, se accede a esta información a través del puerto OBD-II (On-Board Diagnostics), que genera códigos de error cuando algo falla en el sistema del vehículo. Esto facilita las reparaciones al ofrecer un diagnóstico más preciso y rápido.
Este sistema controla la entrega de combustible en los motores a gasolina. A través de sensores y una unidad de control electrónico (ECU), se determina la cantidad exacta de combustible que debe inyectarse en los cilindros del motor, dependiendo de las condiciones del motor (como la temperatura, la velocidad del motor, la presión del aire, etc.). Comparado con los sistemas más antiguos, como los carburadores, la inyección electrónica de gasolina es más eficiente en cuanto a ahorro de combustible y reducción de emisiones contaminantes.
En los motores diésel modernos también se utiliza la inyección electrónica para controlar la cantidad y el momento preciso en el que se inyecta el combustible. A diferencia de los motores de gasolina, los motores diésel no tienen bujías para la ignición; en su lugar, el combustible se inyecta a alta presión, lo que genera una combustión más eficiente. Los sistemas de inyección electrónica diésel, como Common Rail, permiten una mayor precisión en el control del motor, reduciendo las emisiones y mejorando el rendimiento.
El sistema de aire acondicionado en un vehículo se encarga de mantener el aire en el habitáculo fresco y a una temperatura agradable. Este sistema consta de varios componentes clave, como el compresor, el evaporador, el condensador y los ventiladores. Al funcionar, el aire acondicionado enfría el aire mediante la compresión de un gas refrigerante, que luego pasa a través del evaporador para enfriar el aire que ingresa al interior del vehículo. El mantenimiento de este sistema es esencial para evitar fugas de refrigerante y asegurar su correcto funcionamiento.
El motor de arranque es un componente esencial que se utiliza para poner en marcha el motor de un vehículo. Funciona utilizando la batería del vehículo para generar la energía necesaria para girar el volante de inercia y arrancar el motor. Si el motor de arranque falla, el vehículo no podrá encender. Los problemas comunes en el motor de arranque incluyen desgaste del piñón de arranque, problemas eléctricos o fallos en el solenoide.
El alternador es un dispositivo que convierte la energía mecánica del motor en energía eléctrica para alimentar los sistemas eléctricos del vehículo y cargar la batería. Funciona mediante la rotación de un rotor dentro de un conjunto de bobinas, generando corriente alterna que luego se rectifica para alimentar los circuitos de corriente continua del automóvil. Si el alternador falla, la batería se descargará rápidamente y los sistemas eléctricos dejarán de funcionar correctamente.
El sistema de iluminación de un vehículo es fundamental tanto para la seguridad como para la visibilidad. Este sistema incluye las luces delanteras (faros), luces traseras, luces de freno, intermitentes, y luces internas. Con el tiempo, la tecnología ha avanzado hacia sistemas más eficientes como los LED y Xenón, que ofrecen una mejor visibilidad y mayor durabilidad en comparación con las bombillas incandescentes tradicionales.
Los faros de muchos vehículos modernos están hechos de policarbonato, un material que con el tiempo puede volverse opaco debido a la exposición a los rayos UV, polvo y otros elementos. El pulido de faros consiste en restaurar la claridad del policarbonato mediante la eliminación de la capa externa dañada. Esto se realiza utilizando productos abrasivos y selladores para mejorar la visibilidad nocturna y la apariencia del vehículo, además de aumentar la seguridad al mejorar la eficiencia de los faros.
Las rótulas de dirección son articulaciones esféricas que conectan el sistema de dirección del vehículo con las ruedas. Permiten que las ruedas giren suavemente al tiempo que absorben las irregularidades de la carretera. Si las rótulas se desgastan, pueden producir ruidos o vibraciones y afectar la precisión de la dirección.
Los amortiguadores controlan el rebote y el movimiento de la suspensión al pasar por baches o irregularidades. Su función principal es mejorar el confort y mantener el contacto de las ruedas con la carretera. Unos amortiguadores en mal estado pueden reducir la estabilidad del vehículo, aumentar la distancia de frenado y provocar un desgaste irregular de los neumáticos. Se deben revisar y cambiar si hay fugas de aceite o si la conducción se vuelve menos estable.